lunes, 17 de noviembre de 2008

Muertes violentas entre los jóvenes

El aumento del número de jóvenes que mueren por causas violentas es un fenómeno en ascenso que requiere una atención especial. Entre sus orígenes se encuentra la crisis de los lazos sociales y sus consecuencias para el futuro son inquietantes.

Según las estadísticas proporcionadas por el Ministerio de Salud, entre 1980 y 1998 se registró un crecimiento del orden del 25% de las muertes violentas entre los jóvenes de entre 15 y 24 años. En dicho lapso disminuyeron las muertes de todos los otros grupos de edad o, como ocurrió con el segmento de entre 25 y 29 años, aumentó de forma más leve.

La mortalidad violenta se refiere a homicidios, accidentes, muertes dudosas con violencia y suicidios. En el caso de los jóvenes, la violencia parece encarnada no sólo en homicidios y utilización de armas de fuego sino también en el uso imprudente de motocicletas y automóviles.

La corrosión de la ligadura familiar suele tener como derivación la creación de formas de relación más violentas entre los jóvenes. Además, la escuela también padece una grave crisis que dificulta el cumplimiento de una función socializadora, cimentada en la integración de los jóvenes en base a normas y patrones compartidos por el grueso de la sociedad. El valor de la educación se ha visto en estos últimos años depreciado por no alcanzar a ser suficientemente útil para lograr una inserción laboral y productiva.

Justamente, los especialistas señalan que una de las principales razones de este aumento de la muerte violenta en los jóvenes se podría hallar en el horror que despierta en ese segmento poblacional la falta de empleo. En nuestro país, los jóvenes son los más afectados por la desocupación, con un 29% de desocupados, vale decir, un 15% más que el promedio general.

Escépticos ante la utilidad de la educación que reciben, percibiendo el futuro con absoluta incertidumbre y abandonados por la mayoría de las redes de contención social, muchos jóvenes viven el presente con cierta desesperación. No es de extrañar, entonces, que los datos de 1998, el último año del cual se tienen cifras, den cuenta de que sobre casi cuatro mil muertes violentas entre los jóvenes, el 21,6% respondió a lesiones y muertes dudosas, el 13,9% fueran causadas por homicidios y el 11,7% por suicidios.

Estas estadísticas están señalando la presencia de una tendencia autodestructiva en nuestra sociedad, que tiene epicentro en los jóvenes, es decir, en las bases mismas del futuro social.

Editorial del Clarin del 15/06/2000

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